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Experta revela que la falta de luz solar en las mañanas y al atardecer puede alterar hormonas clave como la prolactina y la dopamina, afectando todo el sistema hormonal y provocando problemas de salud serios. La luz artificial no logra sustituir la del sol; al contrario, desregula nuestras hormonas, afectando el metabolismo de la glucosa y contribuyendo a la resistencia a la insulina. Un ejemplo famoso es el de un camionero, cuyo rostro mostró un envejecimiento desigual debido a la exposición solar a través de la ventana, no directa. Esta exposición a luz artificial en momentos inadecuados podría estar vinculada a enfermedades como la diabetes tipo 2, pues afecta los ritmos circadianos y el equilibrio hormonal, dejando ver que la luz natural es esencial para mantener la salud a largo plazo.
